Debemos remontarnos a los años posteriores a la conquista de México (entonces Nueva España) cuya mayor justificación fue la labor evangelista que los españoles como hijos pródigos y más fieles de la religión católica tenían para con los nativos a quiénes Fray Bartolomé les reconoció como seres con alma. Debido a las diferencias dogmáticas diametralmente opuestas entre la religión azteca y la católica apostólica romana la tarea de evangelizar tuvo que hacerse de varias mañas para que el indio aceptará la nueva religión ¿Pero como se puede aceptar una religión que ni siquiera se entiende? Idiomas tan indistintos incluso en su morfología hacían que los sermones y la santas escrituras fueran casi inútiles en esta labor. Tuvieron que utilizar un idioma universal: la imagen. Entonces era común ver en iglesias grandes pinturas y cuadros ilustrando la pasión de cristo, la creación del hombre y la inmaculada concepción por mencionar los tópicos más comunes. De la necesidad de comunicar visualmente ideas y conceptos tan puntuales como la base de la religión es que podemos decir que estos hechos embocaron con la creación de una suerte de comunicación gráfica. Así pues que las imágenes fueran el eje de apoyo que los clérigos utilizaron para adoctrinar al indio por más reacio que pudiera ser. Y para muestra un botón: La Virgen de Guadalupe, patrona de todos los mexicanos y américa, virgen morena de nombre nahuatl, revelada a un indio Juan Diego. Podemos entender que su concepción no fue accidental y que como imagen cumple todos los requisitos para ser venerada por los indios que la sienten más cercana que los santos europeos o por qué no, que el mismo Jesús, hombre blanco barbado que asimilaba más a español conquistador que al humilde carpintero hijo de dios que era para los europeos.
Fotografía por Ariel Ojeda para el Universal
Imagen del archivo de El Universal
No hay comentarios.:
Publicar un comentario