Sabiendo entonces de la necesidad que tiene el mexicano de comunicarse por medio de imágenes por encima de cualquier otro medio podemos entender que desde sus inicios las artes florecieran con naturalidad y con gran calidad aún en sus pintores no doctos. Para 1781 fue fundada La Academia de San Carlos delas Nobles Artes dela Nueva España por orden del Rey Carlos III de España por petición de la casa de moneda para mejorar la calidad en los grabados y acuñación de las monedas en la Nueva España. En sus inicios se enseñaron los oficios de pintor, escultor y arquitectura, siendo el orden anterior también su jerarquía y nivel de maestría necesaria para ejercer, siendo el maestro arquitecto el oficio de mayor prestigio y complejidad. De esta academia egresaron grandes artistas que con un excelente dominio de las técnicas pudieron asemejarse a los referentes europeos del momento. Sin embargo la educación académica tendía a despreciar los contemporáneo regional y añorar Europa como el fin supremo del artista con remembranza al pasado clásico. Mientras tanto los artistas no académicos utilizaban la pintura como oficio para subsistir trabajando cotidianamente para el ciudadano común que pudiese pagar un retrato modesto o pintando ciertos eventos sociales importantes como fiestas patronales con una técnica limitada y con algunos fallos en la perspectiva y su geometría, mas su mérito se encuentra en atención a plasmar la realidad actual de la nación en ese entonces. Está dialéctica construyo el lenguaje gráfico de la Nueva España.
Museo Nacional de Arte, INBA Adjudicación, 1992
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